La micropigmentación, técnica enmarcada dentro de la estética, se ha convertido en uno de los tratamientos de maquillaje semipermanente más novedosos y que mejores resultados está consiguiendo. Junta con la técnica de microblading es uno de los tratamientos estéticos más demandados.
Sus excelentes resultados, unidos a la rapidez, simplicidad y fácil cuidado tras el tratamiento, lo han granjeado como uno de los más demandados, especialmente para el diseño de cejas.
¿En qué consiste la micropigmentación?
Con la ayuda de una fina aguja, el profesional especialista va depositando pigmentos en la zona sobre la que se quiere trabajar. De este modo lo que se hace es aplicar color delicadamente sobre las partes de nuestro cuerpo que hayan perdido su pigmentación natural debido a diferentes causas como una enfermedad, quemaduras solares, el estrés, etcétera o perfilarlas para darles mejor forma.
Esta pigmentación se hace solo sobre la capa de la piel más exterior, la epidermis. Es un tratamiento prácticamente indoloro, con lo que ni siquiera es necesaria la anestesia y el paciente puede seguir haciendo su vida normal de inmediato.
Las aplicaciones más habituales de la micropigmentación
En el caso de los hombres, sin duda la micropigmentación capilar ha sido toda una revolución.
Y en las mujeres, aunque se puede utilizar sobre los labios, dibujando su perfil o sobre los ojos, para lograr una mirada mucho más joven y viva, ahorrando tiempo en delinearlos a diario, una de las zonas sobre las que más se aplica son las cejas.
Y es que con la micropigmentación el especialista es capaz de trazar un diseño de cejas perfecto para nuestro rostro, haciendo un estudio previo de cada caso particular, “tatuándolas” pelo a pelo, asegurándose así que el efecto final sea muy natural y totalmente acorde a nuestras necesidades.
Los cuidados posteriores a la micropigmentación.
Como es una técnica realmente rápida y sencilla, el proceso de cicatrización y los cuidados básicos tras su uso son igualmente fáciles de llevar a cabo.
Lo normal es que la cicatrización sea completa pasados 15 días, e incluso tiempo antes, siempre y cuando se sigan las recomendaciones dadas por el especialista, como por ejemplo, la aplicación de una crema específica sobre la zona tratada o la no exposición al sol.
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